jueves, 25 de octubre de 2007

Envíos responsables


Una de las cosas más en común entre los inmigrantes es ir cada semana, quincena o mes al locutorio, correos o a la agencia de un banco para depositar una cierta cantidad de dinero hacia su país en donde unos familiares impacientes esperan la remesa.

Se cumple así, para la gran mayoría, el ansiado anhelo de poder ofrecer un cierto bienestar a los padres, hijos o hermanos que se quedaron en el país de origen. Ese bienestar fue imposible hacerlo allí y ha sido necesario pasar demasiados trámites, contratiempos y trabas para llegar a un país diferente, luego poder trabajar y así hacerse con los primeros Euros.

La vida del inmigrante que fue empujado a salir de su país por la necesidad económica y cuyo objetivo prioritario de hacer dinero para enviar, tiene una vida muy sacrificada. Por experiencia en las asociaciones de inmigrantes y las entrevistas personales que hemos realizado, comprobamos lo duro que resulta el conseguir la cantidad suficiente para comer, pagar el alquiler, la movilidad, los gastos diarios y además el dinero para enviar a la familia.

No es suficiente el envío mensual que muchas realizan. Cada vez más, los familiares piden cosas extraordinarias. Siempre está la queja de que no es suficiente el dinero recibido porque la madre se pone más mala o el hijo que dejo ahí esta más grande y gasta más, o es que todo esta más caro…Y el hombre y mujer inmigrantes, como cargo de culpa y de absoluta responsabilidad, siente la obligación de enviar más Euros a costa de mucho más sacrificios.

Por eso hay mujeres que trabajan 15 horas diarias, por eso hay hombres que trabajan de día y de noche, por eso se trabaja incluso los sábados y domingos. Muchas veces el enorme esfuerzo se realiza sin queja, sin que los familiares de ahí conozcan lo duro que es conseguir el dinero para enviar. Y siempre están pidiendo y todo de 100 para arriba, he escuchado que algunos envían entre 600 a 800 Euros al mes.

Es lógico que un padre, una hija o hermano envié dinero a sus familiares que lo necesitan o le urge. Pero muchas veces hay casos que salen de lo normal, como esos inmigrantes que prestan dinero para que sus familiares realicen grandes banquetes de una semana (y con orquesta incluida) para la hija que hace la fiesta de 15 años, o envíos extraordinarios para la fiesta de final de colegio (bailes, vestidos, viaje). Una chica de África pedía y pedía prestado dos mil euros para el sepelio de un familiar y no era para el entierro era para las celebraciones posteriores de un mes, Otros envían porque los familiares piden nuevos artefactos, un coche, una moto o quieren construir la casa más grande del barrio o del pueblo.

Hace unos meses una periodista me comentaba la iniciativa de un sacerdote de un barrio de Lima para trabajar en concienciar a los familiares de inmigrantes para valorar el enorme sacrificio que realizan los peruanos y peruanas en el extranjero para enviar dinero, por lo tanto no es justo que los familiares mal gasten todo y siempre en fiestas, bebiendo licor y ostentaciones. Hay casos muy reiterados como una suerte de competencia entre las familias de barrios o pueblos para demostrar quien envía más dinero; si el familiar que se encuentra en Estados Unidos, él de España o él de Japón. Por lo tanto me parece acertada y oportuna la iniciativa de este religioso y creo que los inmigrantes debemos colaborar en ello.

Reiteramos de lo visto: Nadie quiere mostrar sus penurias y por eso, a veces, se recurre a la torpe ostentación o paternalismo. Los inmigrantes enviamos dinero y tratamos siempre de complacer a los familiares. Muchas veces no pedimos responsabilidad a la familia y todo lo contrario incentivamos a la vagancia y a la falsa comodidad. He conocido, en mi país, que muchos jóvenes no se esfuerzan en los estudios o en una carrera profesional, toda su voluntad y esperanza está en que el familiar le lleve al extranjero. Muchos otros no se preocupan en trabajar. El marido, el padre, los hijos están ahí resignados y contentos con el dinero que les llega del exterior

No exageramos al presentar esta realidad, los inmigrantes lo sabemos bien. Pensamos que ayudamos a nuestros familiares, pero en el fondo podemos estar fomentando a la inactividad o un pobre desarrollo en los integrantes de nuestra familia. Entonces es hora de ser consientes y consecuentes con este hecho. Nuestra ayuda exige ser moderada, responsable y oportuna.


Anotaciones:

Los latinoamericanos que más tiempo llevan en España son los oriundos de Ecuador, República Dominicana y Colombia, y los más "recientes" los paraguayos y los bolivianos.

En cuanto a las remesas, según las cifras del estudio, son los ecuatorianos y los colombianos los que efectúan envíos de mayor cuantía a sus países, aunque los dominicanos, ecuatorianos, bolivianos y peruanos envían dinero con mayor frecuencia.

Según estos datos, los inmigrantes hacen un promedio de diez envíos de dinero al año y cada vez de unos 270 euros (360 dólares) de media.

El 42 por ciento envía entre 100 y 200 euros (134 y 268 dólares) cada vez y el 22 por ciento envía entre 200 y 300 euros (268 y 536 dólares).

El 16 por ciento de los inmigrantes poseen una vivienda propia, la mayoría de ellas adquirida mediante un crédito hipotecario. El resto de inmigrantes vive de alquiler.

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